viernes, 6 de marzo de 2009

Juicio al inquisidor

Toda sangre de jovial natividad derramada, todo ojo vedado por aquel dogma que encarnizada batalla se encargó de librar, toda voz acallada de la más cruel entre las maneras, todo adquiere ya su justa forma y carga ahora contra este vil servidor, cuyo castigo no será menor que aquel que hubo inflingido antaño, ya que con el mismo peso caerá sobre sí el martillo que en pos de profeta adjudicó a la flagelante furia divina.
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